El cuerpo humano puede llegar a conservarse en condiciones extremas tanto de frio como de calor porque la materia orgánica se seca antes de empezar a deteriorarse. También pueden conservarse en condiciones de ausencia de aire (ambiente anaeróbico) o cuando intervienen diferentes sustancias químicas ya que evitan la proliferación de los microrganismos encargados de llevar a cabo la putrefacción de los tejidos.
A finales del Pleistoceno se formaron una serie de ciénagas en el norte de Europa en las cuales se dieron las condiciones precisas para que se conservasen más de 2000 cuerpos humanos. En muchos casos los huesos se han descompuesto por la acidez del terreno cenagoso, pero sí se han conservado la piel, órganos internos, sustancias vegetales, el pelo,…
Cientos de estos cuerpos han podido ser datados mediante radiocarbono y hemos podido saber que los restos pertenecen a momentos muy diversos desde la prehistoria hasta el medievo. El cuerpo más antiguo se halló en Dinamarca y data del Mesolítico (10000 años B.P.) y también hay restos del Neolítico y de la Edad de los Metales en Dinamarca y Gran Bretaña. El más famoso es el cuerpo del “Hombre de Tollund”, que data de la Edad del Hierro (2500 años B.P.).
CÓMO Y POR QUÉ MURIERON
Muchos de los cuerpos no presentan heridas ni señales de maltrato por lo que parecen enterramientos convencionales; muchos otros parecen “muertes accidentales”. Pero hay una gran cantidad de individuos con señales de muerte violenta; puede que fueran asesinados y luego arrojados a un lugar donde no iban a ser encontrados; sin embargo, exámenes más meticulosos demuestran que muchos no fueron simples asesinatos, sino muertes mucho más elaboradas, tal vez sacrificios o ejecuciones.
Los cuerpos y las causas de la muerte son muy variados, sin embargo hay características comunes a todos los periodos. La mayoría de los cuerpos del Neolítico y Edad del Hierro pertenecen a gente joven, adolescentes. A su vez, cerca de los cuerpos del Neolítico suelen aparecer objetos valiosos (cerámica, armas, ámbar, incluso animales domésticos. La “Joven de Ostrup” (Dinamarca) fue depositada en la ciénaga junto a un cisne. Muchos cuerpos estaban desnudos o parcialmente vestidos y hay otros totalmente vestidos y con objetos de valor.
Pocos de los individuos que sufrieron muertes violentas fueron simplemente asesinados. En la Edad del Hierro era habitual recurrir a una macabra combinación de estrangulación, degollación y golpes para romper los huesos de la cabeza y extremidades. A veces a la persona que era sometida a dicha tortura se le dejaba inconsciente bien mediante un ligero estrangulamiento o haciéndole ingerir alguna sustancia con propiedades psicoactivas para después ser rematado, bien por estrangulamiento, bien de una puñalada o propinándole un fuerte golpe en la cabeza.
¿SE TRATABA DE PERSONAS ESPECIALES?
El número de hombres y mujeres es muy similar, pero lo que realmente llama la atención es que muchos de los individuos tenían deformaciones físicas, lo que supone que podían llegar a ser considerados “especiales”. Muchos no presentan signos de haber realizado trabajos manuales, lo que podía indicar que eran miembros de la “clase alta”.
LA ÚLTIMA COMIDA
Las cualidades de la turba han permitido a los arqueólogos conocer qué comieron algunos de los individuos antes de morir. El contenido del estómago de “el Hombre de Tollund” (Dinamarca, Edad del Hierro) indica que comió gachas, grano y musgo. El “Hombre de Lindow” (Inglaterra, Edad del Hierro) comió pan sin levadura, cebada, avena y semillas con algo de carne; también ingirió polen de muérdago, planta ritual con propiedades sedantes. El que a mí más me ha gustado es el “Hombre de Grauballe” (Dinamarca) que había comido cornezuelo, un hongo venenoso y alucinógeno, en cantidad suficiente como para entrar en coma antes de su trágico final.
Para saber más:
http://www.youtube.com/watch?v=Pvo3EYebgOE&feature=player_embedded
http://www.centineladelsendero.com/2011/06/el-hombre-de-tollund.html
David Canales Camarero