La tafonomía (taphos, enterramiento nomos, ley) es el estudio de cómo llegan a conservarse en forma de fósiles tanto los huesos como otros restos animales o vegetales. Suceden muchas cosas desde que un muere un ser vivo y se convierte en fósil. El conocimiento de los procesos que tienen lugar en el yacimientos y el efecto que estos producen es esencial para la interpretación del mismo.
Hemos de tener en cuenta que los huesos una vez formaron parte de seres vivos y muchas de sus propiedades provienen de su localización en los cuerpos de los animales, la edad de estos al morir, su estado de salud, e incluso, la manera en que murió el animal. Las enfermedades, el tipo de dieta, etc…influirán en el estado de conservación de los huesos. A su vez, también influyen los factores exógenos: la depredación (si al animal lo mataron y/o comieron). Muchos huesos son destruidos en esos procesos, pero muchos otros quedan dañados y en ellos podemos observar las marcas que determinan esos procesos: es fácil distinguir entre un hueso destruido por una hiena y otro destruido por un león o un humano. De esta manera podemos conocer la especie a la que pertenece el hueso y también cómo murió.
A veces se genera confusión ya que muchos carnívoros dejan parte de los huesos a los carroñeros, y es muy difícil distinguir las marcas de unos y de otros.
DEGRADACIÓN AMBIENTAL DE LOS HUESOS:
Como es lógico, otros muchos procesos afectan a la conservación de los huesos: pueden ser rotos por las pisada de otros animales, arrastrados por viento o agua, degradados por el frió, el calor, etc… esto es más probable cuando están expuestos a las inclemencias del clima sin la protección de la piel o del cartílago.
La degradación ambiental tiene que ver con el tipo de clima y sus efectos son más rápidos en los trópicos que en climas templados. A su vez, cualquier protección que aporten la vegetación o los accidentes físicos serán determinantes para el proceso de conservación del hueso.
También es probable que los huesos que han sufrido degradación en un primer momento (por la actuación de los carnívoros, por ejemplo) se vean más afectados en el futuro por la influecia de la degradación ambiental. Un hueso intacto tiene más posibilidades de conservarse que un hueso deteriorado.
Una vez que los huesos han quedado enterrados entran en acción otros agentes degradantes: un conjunto de procesos físicos y/o químicos como son la acidez, la composición mineral o el grado de protección respecto de la atmósfera. Es en este momento cuando realmente empieza la fosilización, con la sustitución del contenido orgánico del hueso (solo un 10% de su volumen) por los minerales que estén presentes en el agua que fluya por debajo del sedimento. El contenido mineral también puede lixiviarse, y la hidroxiapatita que forma parte del hueso es reemplazada por los minerales del agua subterránea, carbonato de calcio en su mayor parte. A este proceso se le llama diagénesis.
Tras la fosilización, los fósiles aún están sometidos a procesos tafonómicos, sobre todo a la degradación ambiental, ya que los sedimentos que los contienen están sometidos a erosión, y pueden quedar sometidos a la intemperie de nuevo. Durante la excavación aún están sujetos a daños, incluso en la propia estantería del museo si temperatura y humedad no están controladas. La verdad es que sorprende que algún fósil llegue a sobrevivir.
David Canales Camarero.