jueves, 2 de febrero de 2012

Teorías de la evolución. Capítulo 1

Empezar volviendo



Iniciemos nuestro viaje volviendo a la naturaleza. 

Si queremos conocer nuestro lugar en el mundo, nuestros orígenes, no podemos buscarlo dentro de los refugios artificiales creados por nosotros mismos para satisfacer nuestras propias necesidades. Lógicamente aquí no encontraremos respuestas. Hay que salir afuera. Hacia esos lugares que, como en los cuentos, siempre nos asustan. Sin embargo, aquello que llamamos "salvaje" fue hasta hace muy poco nuestra casa y aún lo es del resto de los seres vivos que nos acompañan en este Planeta. Volvamos pues a casa, allí donde las estaciones todavía siguen su curso y por las noches, es de noche y se pueden ver las estrellas. 

Desgraciadamente, hoy en día, aquí, en España, es difícil encontrar en las cercanías de nuestros hogares verdaderos ecosistemas naturales. No dejemos que ello nos impida por lo menos pasear una mañana por un bosque, una ribera o un monte cercano. Volvamos, disfrutemos y también observemos.
Preguntémonos de dónde venimos. 

Fotografía: Guía Express de los tramos más atractivos del Camino de Santiago a pie.

El invierno marca el comienzo del año y curiosamente coincide con el de nuestro viaje. Durante mi paseo, el invierno, viejo sabio, me ha regalado una buena lección que creo que nos será muy útil para continuar nuestro viaje. Os la comparto: 

Me encantan los pájaros. He estudiado sus formas y sus cantos. He creído saber distinguirlos en cada  paseo durante esta primavera pasada. El herrerillo con su capucha azul, el carbonero siempre elegante con su corbata negra, el petirrojo y su sonrosada barbilla... sin embargo, ha llegado el invierno y no he pasado el examen. Muchos pájaros cambian de color durante esta estación, abandonan sus coloridas galas de verano por buzos grises para sobrevivir durante el gélido invierno. Es ahora, cuando me doy cuenta que únicamente sabía distinguirlos por sus más llamativas características, pero que si me hubiese molestado un poco más en profundizar, hubiese advertido otras diferencias que, ahora, en el monocromo invierno me hubiesen permitido distinguirlos.

¿Gorrión?... no, pinzón con sus plumajes de invierno. Fotografía Luis M. Lafuente ©

No nos quedemos con los colores más llamativos, ni con las primeras respuestas que más o menos nos convezcan, sigamos siempre adelante, profundicemos, cambiemos de perspectivas. Puede que existan otras muchas respuestas que no encontremos, simplemente por no creer necesario formular las preguntas.

Y a ti, ¿qué te ha susurrado el invierno?

Raúl López García

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